El otro día estaba a punto de tomar once, en un día normal, cuando de pronto veo la margarina y con horror me encuentro con esta imagen dantesca:
Después de ver esta carnicería solo queda una conclusión posible. Estoy viviendo en la misma casa con un esquizofrénico. Y no me malentiendan, sé que no soy
Sigmund Freud, pero no hay que serlo para darse cuenta que el que le hizo eso a la mantequilla no está con sus capacidades cognitivas en estado óptimo, no tiene sus papeles al día, se le cayeron las tejas del techo, algunos de sus enanitos huyeron en dirección al bosque, bueno, ya captan la idea.
Espero poder encontrar al responsable y darle la pena máxima del
aplastacabezas, y un funeral vikingo de esos para recordar, pero con bebidas no alcohólicas y muchos cascos con cuernos.
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