En el supermercado habían unas galletas que nunca había visto, eran más anchas que las demás, pero valían luca, aunque llevaban un estuche de regalo. Eso era problemático: si las galletas eran buenas, siempre tendría el estuche para recordarme comprar más, y como son caras no era una buena idea, pero si eran malas siempre tendría el estuche para recordarme lo ingenuo que fui al comprar unas galletas de un precio ridículamente alto solamente porque venía un estuche de regalo. Viéndolo así, era una situación de perder o perder, así que no las compré (esa vez).
El tiempo se me acababa, los cupones del gobierno iban a caducar y necesitaban ser gastados para que no se desperdiciaran, así que aproveché y me compré las (malditas) galletas. Eran extrañas, desconocidas. Su masa era como de galleta de soda pero su chocolate era más dulce que los de cualquier otra galleta. La mezcla de ambos le daba a la masa un gusto ligeramente salado y a la galleta en su totalidad un sabor único. Pero igual valen luca, así que no compraré más por algún tiempo.
Este es el estuche en cuestión:
Hablando de mi relación con las galletas hace algunas semanas fui a hacerme un chequeo de rutina con mi médico de cabecera, y le confesé que he estado comiendo cantidades grotescas de dulces los últimos 4 años, me miró preocupado y me mandó a hacerme un examen de resistencia a la Glucosa, en el cual me podían diagnosticar Diabetes (o una tendencia a ella) o podía romper el récord mundial de resistencia. Al final me fue bien en ese examen, resistí bien y el médico no me tuvo que parar el carro en seco, así que puedo seguir con mi vida "normal" (normal para mí).
Pensando en mi evolución con las galletas, me di cuenta que mi aversión se fue dando de manera gradual, y como hace 3 años aproximadamente se me salió de control, por así decirlo, aunque ni tanto, puedo dejarlas cuando quiera.
Preguntando a cercanos acerca de mi afición a las galletas descubrí que mi prima tenía una foto mía.
En esta foto aparezco yo como con 2 o 3 años, no tengo idea, y no es el punto, porque lo relevante acá son las galletas que están en ese sillón. Sí, son de Vino, eso vaticinaba dos posibles futuras adicciones, pero afortunadamente me quedé con la menos dañina.
Creo que esto de las galletas viene desde que era pequeño, y que le voy a hacer, toda lucha contra la genética está perdida