A veces cuando me siento levemente deprimido, salgo a la calle, a mirar a la gente.
Especialmente a esa gente con coches. Gente joven con coches. Muy joven.
Todos tienen caras de "por qué a mi?" o "cuando terminará esta pesadilla". Pueden ser felices a su propia manera, uno nunca sabe, los milagros ocurren, pero es ahí cuando miro al cielo y siento la libertad que ellos ya nunca tendrán, la sensación más dulce del mundo, poder pensar: "no tengo hijos, puedo hacer absolutamente lo que yo quiera"
14 de Febrero
Hace 3 años
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